Las amenazas del presidente de los Estados Unidos de imponer aranceles, un día sí y al otro también, a las economías de todo el mundo están reconfigurando las relaciones comerciales globales y modificando las cadenas de suministro. Estas acciones podrían traducirse en un incremento generalizado en los precios de los productos, afectando el bolsillo de las personas.

En el caso de México, hasta el 15 de abril, EE. UU. aplicaba un arancel del 25% al acero, aluminio, latas de aluminio y a productos que no cumplen con los requisitos del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Estas medidas impactan particularmente a las industrias con un nivel de exportaciones importante hacia al mercado estadounidense, como la automotriz y la cervecera.

La buena noticia es que, por ahora, México no fue incluido en el arancel universal del 10%, lo que coloca a nuestro país en una posición más competitiva frente a las naciones asiáticas, principalmente China, que enfrenta aranceles superiores al 100 por ciento.

Además de los aranceles, la deportación de mexicanos indocumentados desde Estados Unidos representa una reducción de las remesas que ingresan al país, lo cual afectará el consumo interno y reducirá los recursos destinados por los hogares a la construcción de vivienda (más del 60% de la vivienda en México es autoconstruida). Algunas estadísticas estiman que alrededor del 20% de las remesas que llegan a México son utilizadas para construir, remodelar o mejorar los hogares.

Sabíamos que el 2025 sería un año de grandes retos. No obstante, los ferreteros con una larga trayectoria en el sector saben que estas circunstancias no son nuevas ni serán las últimas. En momentos de incertidumbre, el desafío —y la oportunidad— radica en encontrar la manera de fortalecer nuestros negocios y adaptarnos con inteligencia al nuevo contexto.

Eduardo Casanova Islas

Presidente del Consejo Editorial